El Fenómeno Poltergeist

Poltergeist, del alemán poltern (hacer ruido) y Geist (espíritu), es un fenómeno englobado en el ámbito de la parapsicología que se manifiesta generalmente a través de ruidos o movimiento de objetos.

Las historias que ofrecen poltergeists se centran típicamente en sonidos, latidos, golpes, pasos y la sacudida de camas, sin un punto discernible de origen. Muchas historias detallan objetos que son lanzados sobre los cuartos, muebles que son movidos, y hasta levitación de personas. Incluso se comenta sobre algunos poltergeists que hablan.[] La mayoría de las historias clásicas del poltergeist se originaron en Inglaterra, aunque la palabra en sí misma es alemana.

Los poltergeists también pueden ser sombras, detalladas o no detalladas. La mayor parte de los sucesos que son atribuídos a los poltergeists suelen ser asimismo obra de entidades malignas.

Principales hipótesis

La actividad poltergeist se origina mediante agentes

Al parecer, la actividad poltergeist tiende a darse alrededor de una persona denominada "agente" o "foco", típicamente jóvenes en la pubertad. Casi 70 años de investigación en el Centro de Investigación Rhine (en Raleigh-Durham, NC USA) han llevado a los parapsicólogos a generar la hipótesis de que el "efecto poltergeist" es la manifestación exterior de un trauma psicológico. También se origina mediante otras personas, para poder demostrar un sentimiento (maligno).

Existencia autónoma

Los poltergeists podrían simplemente existir, al igual que los elementos.

Otra versión plantea que los poltergeists se originan cuando una persona muere en medio de un sentimiento de ira. De acuerdo a una variante de esta hipótesis, los poltergeists y los fantasmas son meras impresiones o vestigios del alma. Cuando hay una emoción o sentimiento muy fuerte, se cree que una impresión de este sentimiento queda grabada en el lugar, lo que se suele denominar como ¨impregnación¨.

Sin embargo, algunos poltergeists han sido descritos como capaces de tomar forma y personalidad, lo que sugiere algún tipo de conciencia e intención. Practicantes de la proyección astral han informado de la existencia de entidades astrales no amigables, que Robert Bruce define como "negs" (los cuales son también identificables con los "elementos"). Si existen, podrían tener la habilidad de afectar el mundo físico.

Causado por fuerzas físicas

Algunos científicos discuten sobre la actividad poltergeist que no se pueda demostrar como fraudulenta, que encuentra una explicación física en la electricidad estática, campos electromagnéticos, ultra e infrasonido, aire ionizado o incluso como fraudes realmente hábiles aún sin desmontar. En algunas ocasiones, como en el caso poltergeist de Rosenheim, el físico F. Karger del Max-Planck-Institut für Plasmaphysik y G. Zicha de la Universidad Técnica de Munich no encontraron ninguna evidencia de estos fenómenos, y los que apoyan las teorías paranormales argumentan que nunca se tuvo conocimiento de fraude alguno, incluso después de una exhaustiva investigación.

El Misterio de la tumba de Tutankamon

Cuando Howardr Carter y lord Carnarvon abrieron la tumba de Tutankamón se provocaron una serie de sucesos misteriosos. Varias personas relacionadas con el descubrimiento murieron de forma violenta o poco habitual, victimas, según la leyenda, de la maldición del faraón.
Los siniestros presagios tuvieron su origen en relatos no confirmadas acerca de una cadena escalofriante de acontecimientos que comenzaron el día mismo en que los dos arqueólogos y su equipo cruzaron por vez primera el umbral de la tumba, en noviembre de 1922. Se dice que cuando el último hombre volvió a la superficie se levantó una tormenta de arena, particularmente intensa a la entrada de la cueva. Seguidamente un halcón, emblema real del antiguo Egipto, sobrevoló la tumba y se dirigió hacia el oeste, hacia el misterioso «otro mundo» de las creencias egipcias.
El espíritu del faraón muerto, decían las gentes supersticiosas, había dejado caer su maldición sobre quienes violaron su tumba.
Cinco meses más tarde, lord Carnarvon, que entonces tenía 57 años de edad, recibió una picadura de mosquito en la mejilla izquierda. La picadura se le infectó y, debilitado por una septicemia, enfermó de neumonía. A la 1,55 de la madrugada falleció en un hotel de El Cairo, y en aquel instante se apagaron todas las luces de la ciudad. Simultáneamente, en Inglaterra, en su mansión de Hampshire, su perro aulló... y murió.
Quizá lo más extraño de todo fue que, al examinar la momia de Tutankamón, los médicos hallaron una depresión en forma de cicatriz sobre la mejilla izquierda, en correspondencia con la picadura de Carnarvon.
Durante los meses siguientes de 1923 se atribuyó a la misma maldición las muertes de otras personas que visitaron la tumba.
Aubrey Herbert, hermanastro de Carnarvon, murió de peritonitis. Alí Farmy Bey, príncipe egipcio cuya familia decía descender de los faraones, fue asesinado en un hotel de Londres, y su hermano se suicidó. George Jay Gould, magnate de los ferrocarriles en los Estados Unidos, murió de neumonía después de haberse resfriado en su visita a la tumba, y el millonario sudafricano Wooll Joel murió de una caída.

Richard Bethell, que ayudó a Carter a clasificar el tesoro, murió a los 49 años de edad, al parecer suicidado. Meses después, en febrero de 1930, su padre, lord Westbury, se quitó la vida en Londres, al arrojarse por la ventana de su habitación. En su dormitorio tenía un jarrón de alabastro procedente del sepulcro de Tutankamón.

Durante los años que siguieron al descubrimiento de la tumba en 1922, más de una docena de personas, que de algún modo estuvieron relacionadas con ella, murieron de forma natural.
Peto hubo un hombre que jamás dio crédito a la legendaria maldición de los faraones, precisamente quien hubiera tenido más motivos para temerla. Fue Howard Carter, que murió en marzo de 1939 por causas naturales.
Sin embargo, cuando el gobierno egipcio acordó enviar los tesoros de Tutankamón a una exposición, organizada en Paris en 1966, Mohammed Ibraham, director de Antigüedades, soñó que se vería amenazado por males terribles si permitía que salieran del país. Luchó tenazmente contra la decisión, pero tuvo que acceder en el último encuentro en El Cairo ante las autoridades correspondientes. Cuando salía de la reunión fue arrollado por un automóvil y murió dos días después.