La Mussara, un pueblo maldito

 

La Mussara así tiene nombre este pequeño pueblo abandonado y lleno de misterio que se sitúa en Tarragona. A poco más de mil metros de altitud las nieblas son frecuentes, y refuerzan el aire enigmático que rodea las escasas construcciones que se tienen en pié, la mayoría semiderruidas por el paso del tiempo y el abandono en que cayó el pueblo desde que a finales de los años cincuenta quedó completamente desabitado.

Pero esa sensación de misterio y decrepitud de la zona no es más que el aspecto superficial de los enigmas que rodean la zona. El adorno que acompaña a las inexplicadas desapariciones, el avistamiento de insólitos seres, o figuras luminosas de origen incierto. En la comarca, el Baix Camp (Tarragona), y también más allá, todo el mundo sabe que en la Mussara pasan cosas muy extrañas. Hechos misteriosos que alejan de ella a muchos que no desean estar demasiado tiempo en sus cercanías, en especial al anochecer, y que en cambio atraen hacia su cumbre a los que pretenden encontrar un camino de comunicación con otra realidad, con el más allá, o tal vez con el mismísimo infierno.

En la también abandonada Iglesia de San Isidro, lo mismo que en las otras edificaciones que todavía aguantan a duras penas, es frecuente encontrar restos de alguna ceremonia pretendidamente mágica, velas de diversos colores, restos de algún preparado con pretensiones mágicas, así como pintadas con símbolos esotéricos de lo más variado. Lo mismo ocurre en la pequeña construcción que culmina el conjunto, al lado mismo de un precipicio.

Misteriosas desapariciones

Desaparecer en la Mussara no es muy difícil. Entre los habitantes de los pueblos próximos, y entre quienes se han interesado por los misterios que la rodean, se cuentan infinidad de casos inexplicables. Como el enigmático desvanecimiento en 1995 de un ingeniero alemán que trabajaba en la región y que se encontraba paseando por los caminos que rodean la zona. Dejó nuestro mundo por espacio de tres horas. Pasado este tiempo volvió a reaparecer sin que supiese qué había sucedido.

Aunque el caso del que más ha se a hablado sin duda sucedió el 16 de octubre de 1991 cuanto un grupo de amigos salió a recoger setas, Enrique Martínez Ortiz se atrasó del grupo y al rato se dieron cuenta Enrique no estaba, los amigos lo buscaron por todos los lugares e incluso se llegaron ha hacer batidas de búsqueda, pero todo fue inútil, Enrique estaba totalmente desaparecido. Su coche quedó aparcado en el lugar e incluso en su interior se dejó una medicina que debía tomar. Hasta día de hoy la desaparición de Enrique sigue siendo un enigma, algunos aluden a la posibilidad de que dieran cuenta de él las alimañas del bosque, sin embargo de ser así, obligatoriamente se deberían haber encontrado sus restos, pero todo lo contrario, esta persona desapareció sin dejar rastro alguno.

Leyenda o realidad, la Mussara no deja indiferente a nadie y un lugar de obligada visita para los amantes de lo misterioso.

se dejó una medicina que debía tomar. Hasta día de hoy la desaparición de Enrique sigue siendo un enigma, algunos aluden a la posibilidad de que dieran cuenta de él las alimañas del bosque, sin embargo de ser así, obligatoriamente se deberían haber encontrado sus restos, pero todo lo contrario, esta persona desapareció sin dejar rastro alguno.

Leyenda o realidad, la Mussara no deja indiferente a nadie y un lugar de obligada visita para los amantes de lo misterioso.