El Niñopa

El Niñopa, es una magnífica representación de amor, fe, cultura y religión que ha perdurado por más de 430 años en los hogares de nuestra demarcación.

El Niñopa recorre incansable los hogares de todos los barrios y pueblos de Xochimilco donde es venerado con alegría y fervor, porque su servir es interminable.

Actualmente hay mayordomos en lista hasta el año 2035, tenido que esperar hasta 50 años para recibirlo. Si desea visitarlo, estará bajo el resguardo de la familia Sánchez López, en el Barrio de Xaltocan, quienes cuidarán de él durante todo el 2009.

   

Su historia

La probabilidad de que la imagen del Niñopa fuese fabricada con madera de naranjo, como se percibe en el testamento de don Martín Serón y Alvarado, fue rechazada en lo años setenta, cuando una persona devota cayó accidentalmente y le destruyó un dedo. Tras los estudios realizados se confirmó que el material con el que había sido elaborado era de madera de chocolín en los talleres de San Bernardino de Siena por los siglos XVI o XVII.

Otra historia inverosímil señala que por el año de 1940, gente piadosa imprudentemente dejó caer al Niño en el fondo de un acalotillo o canal en el barrio de San Antonio Molotlan. Tras la búsqueda ineficaz, la imagen misteriosamente desapareció.

El Niñopa tiene varias réplicas, algunas de proporciones y rasgos parecidos al original, y pertenecen a las familias que han sido mayordomas; sin embargo, la escultura que se venera con notable esplendor tiene características especiales que definitivamente la hacen distinta a las otras. Con sus tres potencias de fino metal que se desprenden de su cabeza, cual rayos de luz para formar su aureola, esparce vibraciones de bondad, salud y riqueza: severamente, su rostro es imponente.

Existen narraciones increíbles y asombrosas de qué hacer del Niñopa, de las leyendas más emotivas dicen que juega con sus juguetes en la noche del Día de Reyes. Algunos mayordomos afirman haberlo visto sus juguetes dispersos por el piso de su recámara, como lo hace todo niño inquieto. En la noche del 30 de abril, el día del niño, cumple sus entretenimientos infantiles después de asistir a la kermesse en su honor. El Niñopa tiene un diminuto arlequín que la fantasía da por cierto que lo hace sonar melodiosamente por las noches. También comentan, quienes lo han visto en sueños, que el Niño camina para visitar a sus devotos enfermos más necesitados cuando lo hace, sus pequeños zapatos quedan tallados por el pavimento del camino.

De sus dones, se le atribuyen numerosos milagros, como la sanación de los enfermos o "los recoge a una mejor vida" si no tienen la esperanza de sobrevivir. Muchos vecinos afirman que el color de sus mejillas cambia a un tono pálido cuando está triste, a uno más agradable cuando está alegre; en ocasiones, sonríe dejándose llevar por la levedad de viento, en otras, su cuerpecillo se hace pesado.

A quienes con fe y devoción aceptan ser sus mayordomos o donarle una posada, y carecen de recursos económicos, el fervor y el amor a la imagen los colma de todo lo necesario para la realización de sus compromisos. Por lo contrario, si su demostración es fingida, el Niño corresponde con moderación.